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Portavoz

LA VANGUARDIA

La mejor inversión

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El avance tecnológico ayuda a mejorar la gestión de las finanzas personales, pero no exime de la necesidad de tener una cierta cultura financiera. La digitalización puede facilitar las decisiones de gasto y ahorro, y de cómo diversificar nuestra cartera financiera. Aunque la decisión última sobre dónde invertir corresponde a los individuos, que deben tomarla de forma prudente, valorando la relación entre riesgo y rentabilidad y el plazo objetivo de la inversión. Y si es posible, bajo el mejor asesoramiento profesional disponible.

La tecnología facilita tener más información y aumenta la agilidad a la hora de gestionar la cartera. Una gestión más eficaz que requiere una cierta capacitación digital, pero que cada vez es más necesaria en un momento tan complejo como el actual. Esta mayor complejidad relativa con respecto al pasado se deriva de tres factores nuevos: incertidumbre geopolítica, tipos de interés negativos y una baja inflación. Los cambios regulatorios recientes se han enfocado en aumentar la protección del inversor. Ahora hay más transparencia y mayor competencia a la hora de ofrecer servicios de inversión. Todo ello ha reforzado el buen servicio a un menor precio. Pero no ha logrado más simplicidad. Una estricta regulación y la propia complejidad financiera no facilitan precisamente que sea más sencillo tomar decisiones financieras.

Se estima que hay en estos momentos más de 71.000 millones de dólares de patrimonio bajo gestión a nivel institucional en todo el mundo. Su fuerte crecimiento durante la crisis es un buen reflejo de la mayor concienciación de los inversores por tener ayuda profesional a la hora de tomar sus decisiones financieras. Sin embargo, los datos también muestran que este desarrollo no ha ido en paralelo con una mejora en la educación financiera. Revertirlo supone un gran reto como sociedad.

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