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INVERSIÓN Y FINANZAS

El futuro no está escrito

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Según un informe de Deloitte, los bancos españoles ofrecen más servicios financieros digitales que sus competidores europeos a un precio significativamente más bajo

Los bancos trabajan en un entorno excepcional.  Su negocio, que se apoya en una transformación de plazos de la curva de tipos de interés, ahora debe encontrar su camino ante la anomalía de tipos oficiales negativos y el objetivo no declarado de los bancos centrales de seguir bajando las rentabilidades a plazo. Nuestras entidades se enfrentan a una creciente competencia digital que se centra en los segmentos más rentables del negocio, pero que no está sujeta a los estrictos requisitos regulatorios y de supervisión de los bancos. Llama la atención que muchas de las incertidumbres que los atenazan no provienen de su actividad, sino de la propia gestión de las autoridades, como es el crecimiento de la banca en la sombra.

La complejidad en que se desenvuelve en estos momentos la actividad bancaria da lugar a un interesante debate sobre su futuro. Algunos creen que debe reinventarse buscando un modelo de negocio diferente y asumen que muchas de las anormalidades del contexto actual en que opera han pasado a ser la nueva normalidad. Otros afirman que el sector bancario atraviesa una reconversión, como si  financiar a familias y empresas, gestionar su ahorro y proporcionar servicios financieros se hubiera quedado trasnochado, y advierten de las dificultades de la disrupción digital. En la mayoría de los casos, estas voces se olvidan de que la adaptación y la innovación han sido siempre las notas distintivas de los bancos. Las autoridades, además, han comenzado a valorar los potenciales riesgos de la entrada de los gigantes tecnológicos en la prestación de servicios y productos financieros, riesgos que van desde la competencia y protección del cliente hasta la estabilidad financiera.

El futuro no está escrito. La actividad bancaria siempre se ha apoyado en la innovación y el talento, sobre la base de una continua formación de sus empleados. Las dificultades actuales en que se desenvuelven los bancos pueden generar inquietud, sin duda, pero sirven de acicate para impulsar los cambios necesarios para superarlas. La digitalización de la sociedad ofrece enormes oportunidades a los bancos, como han demostrado en la última década de rápidos cambios tecnológicos. Y lo han hecho en colaboración con los nuevos entrantes Fintech y primando por encima de todo la experiencia del cliente. La rápida digitalización produce un cierto vértigo a nivel social y entraña el riesgo de parte de la sociedad no se beneficie de ella por falta de formación. Pero la provisión de servicios financieros digitales se ha adaptado sin problemas a la exigente demanda de los clientes. Según un informe de Deloitte, los bancos españoles ofrecen más servicios financieros digitales que sus competidores europeos a un precio significativamente más bajo.

El esfuerzo de los bancos para operar en este difícil escenario puede justificar su derecho a cuestionar la razón de ser del mismo. Las medidas monetarias expansivas extraordinarias fueron decisivas para superar la crisis. Pero su prolongación en el tiempo genera incertidumbres sobre su eficacia y riesgos tanto en el funcionamiento de los mercados como en la estabilidad del sector financiero. La transmisión de la política monetaria en Europa se realiza a través de los bancos, los que les convierte en la solución y no en el problema frente a los límites de la expansión monetaria. Los cambios regulatorios han sido importantes, continuos y al margen del desarrollo del resto de los acontecimientos. Un exigente requisito de capital a un coste alto que no se ha visto afectado por el desplome de los tipos de interés oficiales. El aumento de la competencia es siempre positivo, pero debe ser en igualdad de condiciones. La fragmentación del sector en Europa y la baja rentabilidad probablemente están más condicionadas a la necesidad de eliminar obstáculos a la culminación de la Unión Bancaria que al propio sector.

Los bancos deben escribir su futuro. Y las autoridades deben hacerlo viable, dada la importancia de las entidades de crédito para hacer posible un crecimiento fuerte y sostenible. Recordemos el compromiso de los bancos por conectar sus objetivos financieros y empresariales con los beneficios sociales y medioambientales para el conjunto de la sociedad.

José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca

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