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Banking Lab: BigTech Banking

Competencia, protección del consumidor y estabilidad financiera

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El Instituto Español de Banca y Finanzas es un proyecto que promueve la Fundación AEB en colaboración con CUNEF, cuyo objetivo es fomentar la investigación y el intercambio de conocimientos e ideas sobre el presente y futuro del sector financiero. El Instituto pretende de esta forma ser un laboratorio de ideas (think tank) desde el que difundir conocimientos de interés para las empresas y la sociedad, siempre con el rigor de la investigación académica.

https://www.aebanca.es/actividades-educacion-financiera/

Una parte de las actividades del Instituto se centra en organizar foros de debate (Banking Lab) con el objetivo último de avanzar en un mayor conocimiento del sector financiero, específicamente de la actividad bancaria y de sus implicaciones para el cliente.

La mesa organizada ayer por el Instituto tenía como título “Big Tech Banking”, centrada en la digitalización de la actividad financiera que demandan los clientes y las implicaciones para los bancos y para los consumidores de la competencia generada por los nuevos competidores no financieros y, en particular, por las grandes plataformas tecnológicas.

El profesor de Cunef Santiago Carbó introdujo el debate al repasar los desafíos que supone el BigTech para la banca convencional y cómo la competencia y estructura del mercado han cambiado desde competir por la captación de clientes a hacerlo ahora por la captación de datos. Analizó los diferentes modos en que la banca tradicional puede transformarse, y de hecho lo está haciendo, para afrontar esta nueva competencia.

Para el profesor del IESE, Xavier Vives: “el negocio bancario está amenazado por la disrupción digital y los nuevos competidores; hay ventajas y desventajas de los bancos tradicionales, Fintech y BigTech, que desarrollan sus propias estrategias y que pueden ser condicionadas por el marco regulatorio; quedan en el aire dos cuestiones, cómo estará configurado el sector bancario en diez años y cuál será el impacto en la estabilidad financiera”.

Los responsables de Compass Lexecon Europe Jorge Padilla y Miguel de la Mano, autores del artículo central sobre el que gira el debate, advirtieron también de los riesgos a medio y largo plazo para la estabilidad financiera, la competencia y el bienestar de los clientes de la entrada en el negocio bancario de las plataformas BigTech. Frente a los potenciales beneficios a muy corto plazo derivados de la competencia generada por estas compañías, destacaron que a más largo plazo su entrada puede suponer una transformación radical de la actividad bancaria donde todos perdemos si no se adoptan las medidas adecuadas en términos de supervisión y regulación. Advertían así de los desafíos pendientes a las autoridades que en los últimos años han dirigido los cambios regulatorios para avanzar en la protección del cliente y la estabilidad financiera.

https://s1.aebanca.es/wp-content/uploads/2018/12/de-la-mano-padilla-2018-big-tech-banking-15.0.pdf

Para Gloria Hervás, directora de Public Policy de Santander, “tenemos una gran oportunidad para diseñar un nuevo marco regulatorio que permita que la innovación llegue a todos y asegurar que los bancos puedan ofrecer lo mejor de la revolución digital a sus clientes”.

El último de los ponentes, Álvaro Martín, jefe de regulación digital de BBVA Research, también alertó de los riesgos a medio y largo plazo que supone la irrupción en la prestación de servicios financieros de las BigTech. Abogó en su presentación por complementar la política de competencia con medidas de regulación ex ante que promuevan la apertura de datos de las grandes compañías, no sólo con el ánimo de reducir asimetrías en el marco regulatorio, sino también para incrementar la concienciación y el ejercicio de los derechos de protección de datos de los europeos.

La actividad de los bancos tiene tres finalidades: dar financiación, gestionar el ahorro de las familias y proporcionar servicios financieros. Nuestras entidades están sometidas a una estricta regulación y exigente supervisión, en un entorno de creciente digitalización de la sociedad y con tipos de interés nulos. La digitalización facilita la competencia en la prestación de servicios financieros, algo que también fomenta la regulación. Más allá de la necesaria igualdad en las condiciones de competencia, la protección del cliente exige que la regulación y la supervisión se enfoquen en la actividad y no tanto en quién la realiza. Pero a un plazo más largo, los riesgos se centran en la calidad, en el número de servicios financieros, en la estabilidad financiera y en la protección del cliente, dado el carácter monopolístico natural de las grandes tecnológicas.