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Proteger, alertar y responder

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El 70% de las empresas europeas no están preparadas para enfrentarse a las amenazas a través de Internet, pese a que la gran mayoría ya ha tenido experiencias negativas

El coste anual de los ciberataques a escala mundial es enorme y todo apunta a que crecerá de forma exponencial en un futuro dominado por la digitalización de la economía y de la sociedad. El cibercrimen es cada vez más sofisticado y complejo. Por eso la respuesta para combatirlo también ha de evolucionar y combinar prevención, formación, concienciación, y soluciones tecnológicas.

La ciberseguridad debe ser una prioridad para todos. El 70% de las empresas europeas no están preparadas para enfrentarse a las amenazas a través de Internet, pese a que la gran mayoría ya ha tenido experiencias negativas relacionadas con estos delitos. Los riesgos cibernéticos pueden afectar a todas las áreas de negocio de una compañía y provocar graves daños, tanto económicos como reputacionales. En comparación, el coste de tomar medidas de prevención no resulta demasiado elevado. Es más, la protección frente a los ciberataques debe formar parte de la estrategia de supervivencia y crecimiento de cualquier empresa con presencia online.

La ciberseguridad es prioritaria para los bancos, que ponen todos los medios a su alcance para garantizar la seguridad de sus clientes y encarar los riesgos que seguro aparecerán en el futuro. A pesar de su probada experiencia en la protección de los datos personales y financieros de sus clientes, los bancos revisan continuamente su capacidad de defensa, detección y respuesta ante los ciberataques. El esfuerzo por mejorar lo llevan en su ADN. Ponen la innovación financiera al servicio de este objetivo con herramientas como el big data o la inteligencia artificial, muy útiles para luchar contra las estafas que se propagan vía digital.

A medida que los bancos fortalecen sus barreras de protección, los ciberataques derivan hacia el eslabón más débil de la cadena, el cliente: phishing, vishing, smishing… términos que se refieren a robos de identidad y otros datos, engaños financieros e infecciones con virus a ordenadores y móviles. Los beneficios y enormes posibilidades que brinda la digitalización no deben llevarnos a bajar la guardia frente a sus riesgos. Las ciber estafas en la mayoría de los casos se aprovechan de la psicología y percepción de las personas. La mejor prevención en este caso se apoya en la formación y la sensibilización.

La Asociación Española de Banca realiza periódicamente campañas de concienciación ciudadana junto a las fuerzas de seguridad para prevenir ataques de los cibercriminales. En julio nos unimos a la red “No More Ransom”, una iniciativa de las fuerzas de orden y del sector privado que ofrece a las víctimas de robo de información online y extorsión una solución alternativa a la pérdida de sus valiosos archivos o tener que pagar el dinero exigido por los delincuentes. A finales del año pasado colaboramos en la campaña de Europol y la Federación Bancaria Europea contra el blanqueo de dinero a través de mulas (European Money Mule Action). Ciudadanos y empresas han de ser conscientes de los riesgos cibernéticos, porque les afectan. Y los delincuentes han de conocer la unidad de la comunidad pública y privada contra estos delitos.

Las autoridades conocen la velocidad de vértigo de la digitalización y la necesidad de que la regulación contribuya a limitar los riesgos a los que todos nos enfrentamos en la nueva era digital. Los bancos están sometidos a una regulación estricta y a una supervisión exigente que refuerza su ya robusta protección del cliente, pero no sucede igual con otros proveedores de servicios bancarios, grandes empresas tecnológicas exentas de este tipo de vigilancia y control. Los cambios regulatorios que han abierto la puerta a la competencia de estas compañías no deben dejar rendijas de seguridad que puedan aprovechar los cibercriminales, por el bien del consumidor.

José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca

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