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EL MUNDO

Los bancos y la vivienda

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El confinamiento nos ha hecho pasar más tiempo en casa que nunca y nos ha hecho conscientes de su importancia. La vivienda, sin embargo, siempre ha sido prioritaria para las familias españolas, que prefieren tenerla en propiedad. Su esfuerzo económico y un mercado hipotecario que ha funcionado bien han permitido que tres de cada cuatro familias sean propietarias de su vivienda en España, lo que supone la mayor tasa de toda Europa.

Para las familias la adquisición de su vivienda es la principal decisión patrimonial de su vida, fin para el que los bancos destinan casi la mitad de sus préstamos, con el objetivo de ofrecer la mejor financiación posible e impulsar así el crecimiento económico y la prosperidad. Su responsabilidad es redoblar esfuerzos para mantener el canal de financiación siempre abierto, porque todo aquello que dificulte el flujo de financiación repercute de forma negativa en las familias y las empresas. De ahí que sea una prioridad para todos tener un sector financiero fuerte y que desarrolle su labor bajo la necesaria seguridad jurídica. Los bancos, bajo una regulación estricta y una supervisión muy exigente, deben gestionar de forma adecuada el riesgo de su cartera, obligados como están a servir a sus clientes, por un lado, y a sus accionistas y ahorradores, por otro lado.

La crisis sanitaria ha sacado lo mejor de los bancos que se han volcado con todos sus recursos humanos y económicos en aminorar su impacto en la sociedad y en la economía. En colaboración con las autoridades, y también de forma voluntaria, han tomado medidas como el ofrecimiento de moratorias en el pago de los préstamos, en su mayor parte hipotecarios. Durante lo peor de la crisis en marzo también ofrecieron aplazar durante unos meses los pagos del Fondo Social de Vivienda (FSV), creado por los bancos en 2013 para alojar a las familias en situación de vulnerabilidad. Desde entonces, año tras año, los bancos han ido prorrogando su aportación de viviendas al fondo con el fin de aliviar los problemas de las familias que las habitan, dentro del conjunto de medidas articuladas en apoyo de los particulares. Además, la adhesión al Código de Buenas prácticas por el sector en la anterior crisis ha permitido poner encima de la mesa todo un conjunto de medidas para adaptar las capacidades de pago a sus clientes para que no pierdan sus viviendas.

Los bancos asumen su responsabilidad social y la hacen compatible con la responsabilidad de mantener los flujos de financiación abiertos. Esto último explica el proceso de venta de activos inmobiliarios acumulados en el balance de las entidades españolas a raíz de la crisis financiera, un mayor esfuerzo de saneamiento que sus competidores europeos y que ha permitido ahora que tengan mayores recursos para apuntalar la recuperación y cubrir las necesidades de las familias. La responsabilidad de la banca se centra en dinamizar este mercado y mantener vivo el circuito de financiación y, de esa forma, ayudar al acceso a la vivienda en condiciones de completa libertad. Así lo hemos hecho y así nos lo reconocen nuestros clientes.

José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca

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