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EL CONFIDENCIAL

Los bancos recuperan rentabilidad y eso beneficia a todos

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La rentabilidad sobre recursos propios de los bancos españoles creció en el segundo trimestre hasta un 11,92%, según las últimas cifras publicadas por el Banco de España. Esto supone más más de medio punto de subida desde el trimestre anterior y es coherente con el proceso de vuelta a la normalidad de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE), tras casi una década excepcional en la que fueron nulos o negativos. Recordemos como antes de la crisis financiera la rentabilidad de los bancos españoles se situaba en el entorno del 15 %.

La rentabilidad es sinónimo de sostenibilidad en cualquier compañía. Más aún para las cotizadas que se enfrentan al escrutinio de los mercados. En los bancos europeos y españoles la recuperación de la rentabilidad no ha logrado aún alcanzar el coste de capital. El supervisor califica esta situación -donde la rentabilidad requerida por los inversores supera a la generada por las entidades- como de “estabilidad financiera frágil”, que puede ayudar a explicar por qué las valoraciones del mercado de los bancos europeos no reflejan su precio en libros. En este escenario, los bancos españoles son los que más han mejorado en los últimos meses la relación entre el precio de cotización y el valor contable.

Las autoridades europeas también reiteran la necesidad de que los bancos preserven su solidez en un contexto de rápida subida de los tipos de interés oficiales para combatir la inflación, y ante un escenario de elevada incertidumbre geopolítica como el actual. Algo que solo se consigue con la mejora de la rentabilidad. En el caso de los bancos españoles la ratio de capital de nivel de máxima calidad (CET1) se situó en el segundo trimestre en el 13,14 % por encima del 12,9 % de un año atrás y muy por encima de los requisitos oficiales.

Tener un sector financiero sólido es fundamental para impulsar el crecimiento y la competitividad de la economía, pero también para acompañar a las empresas y a las familias a superar con éxito los retos a los que se enfrentan en el futuro.

Por un lado, la regulación sobre el capital exige que por cada 100 euros de nueva financiación los bancos tengan que inmovilizar más de 12 euros de capital de máxima calidad en su balance para hacer frente a los posibles impagos en algunos de estos préstamos. En España la mayoría de la financiación con la que cuentan familias y empresas procede de los bancos. Ser más rentables les permite reforzar su capital, como hacen en estos momentos, y así tener una posición adecuada para seguir cumpliendo con su principal objetivo de financiar a la economía.

Con los resultados obtenidos los bancos también pueden mantener e impulsar los proyectos sociales y el apoyo a colectivos en situaciones de vulnerabilidad, como el Fondo Social de Viviendas, las diferentes medidas de apoyo tomadas durante el covid y, en estos momentos, a la hora de hacer frente a las hipotecas a aquellas  familias que  lo necesiten ante la subida de los tipos de interés oficiales. También es reseñable la rápida respuesta dada a la demanda de las personas mayores para reforzar la atención presencial en las oficinas y el compromiso del sector para completar la inclusión financiera en la España rural.

Los bancos también deben retribuir a sus accionistas, muchos de ellos ahorradores que   tienen en los dividendos un complemento a su renta.  Los dividendos son esenciales a la hora de valorar cualquier compañía y uno de los argumentos que pueden tener los inversores para invertir en su capital: son la remuneración al capital, o lo que es lo mismo, los dividendos son al capital lo que los salarios al trabajo. Son de vital importancia para las compañías y por tanto para la  economía.

No podemos pasar de largo el hecho de que los bancos españoles son el sector económico que más contribuye en términos relativos al Estado de bienestar a través del pago de impuestos. Se sitúan a la cabeza de Europa, ya que más de la mitad de los resultados obtenidos por nuestras entidades se destinan a este fin.

Todo lo que es positivo para la economía, lo es también para los bancos. Pero la relación inversa también se cumple, ya que tener entidades sólidas y rentables es clave para impulsar el desarrollo y la prosperidad.

La Junta Europea de Riesgo Sistémico (JERS) advierte en su último informe del riesgo del deterioro económico en un contexto de subidas de los tipos de interés, lo que puede generar tensiones en los balances de los hogares y empresas cuando los amortiguadores fiscales se han agotado. La parte positiva es que los bancos europeos están mejorando la rentabilidad y mantienen una situación de liquidez robusta, condiciones que les posicionan bien para afrontar los problemas que puedan surgir en el futuro.

La capacidad de generar resultados de manera recurrente de los bancos es su principal aportación a la estabilidad financiera. La rentabilidad se constituye de esta forma en la principal línea de defensa ante las incertidumbres existentes para que los bancos sigan contribuyendo a encontrar soluciones a los desafíos globales que afronta la sociedad.

José Luis Martinez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca

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