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Portavoz

EL PAÍS

Disciplina, servicio y profesionalidad

Manos con brote volteada

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La incertidumbre sobre el final de la pandemia ha llevado a las autoridades monetarias a recomendar cautela a los bancos con el objetivo de que sigan reforzándose como han hecho desde el inicio de la crisis. A diferencia de lo que ocurre con el resto de las empresas cotizadas, los bancos están sujetos a una normativa específica, tanto comunitaria como española, que es más avanzada que la del buen gobierno.

La banca es un sector disciplinado que responde a una regulación extensa y muy exigente, que ha experimentado muchos y profundos cambios desde la crisis financiera mundial desatada en Estados Unidos en 2008.

La rápida adaptación a esas exigencias ha permitido a los bancos españoles aumentar en gran medida su solvencia y capacidad de resistencia, y dar así respuesta a las necesidades que han surgido con el estallido de la pandemia.

Los bancos y sus empleados están mitigando con eficacia su impacto en las familias, protegen el tejido productivo y colaboran con las autoridades en la puesta en marcha de medidas esenciales como la financiación a través préstamos ICO o el pago de ERTES. Un respaldo a la sociedad en los momentos más difíciles que ha recibido el reconocimiento público de las autoridades nacionales e internacionales.

La actividad bancaria se desarrolla en un entorno muy complejo y cambiante marcado por la coyuntura económica, pero especialmente, por la Covid, que ha acelerado tendencias que ya se venían imponiendo.

La digitalización, el reto demográfico consecuencia del envejecimiento de la población, y la transición energética están ya integradas en la toma de decisiones de las entidades. Son las claves para mejorar la economía durante los próximos años, y su relevancia para nuestras vidas se ha multiplicado tras la experiencia del confinamiento y las medidas de distancia interpersonal.

Además del cambio de hábitos y costumbres de los clientes, que acuden menos a las oficinas, los bancos operan en un escenario de baja rentabilidad consecuencia de los bajos tipos de interés, marcado además por la elevada competencia de las grandes compañías tecnológicas, libres de la regulación y supervisión estricta de la banca, y sin su vocación de servicio universal con independencia del grado tecnológico del cliente. Para adaptarse a este entorno, los bancos están llevando a cabo los ajustes de estructura necesarios, unos cambios que los supervisores llevan tiempo reclamándoles y que se acometen con el fin de seguir desempeñando un papel clave en el difícil contexto actual. Su prioridad es apoyar a las familias y empresas e impulsar esa recuperación económica post Covid que todos deseamos, basada en un nuevo modelo económico mejor que el anterior, que potencia el cuidado del medio ambiente y más beneficioso para todas las capas de la sociedad.

José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca

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