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Portavoz

INVERSIÓN Y FINANZAS

Dar liquidez, estabilizar los mercados y soportar la recuperación

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Tras el diagnóstico de la crisis sanitaria la respuesta de los bancos centrales fue la misma a escala mundial, sinónimo de una pandemia global. Sus decisiones buscaban cubrir tres objetivos: proporcionar la liquidez necesaria, luchar contra la volatilidad de los mercados y poner encima de la mesa las condiciones para impulsar la demanda tras el desplome de la oferta a causa del confinamiento. Los bancos privados están siendo imprescindibles para lograr estos objetivos de forma rápida y eficaz como requiere la situación de urgencia.

El Banco Central Europeo (BCE) estima que las medidas monetarias excepcionales aplicadas tendrán un impacto positivo de 1,3 puntos porcentuales en el crecimiento y 0,8 puntos en la inflación. La inyección de liquidez y la compra de activos de forma combinada están beneficiado a familias y empresas a través de los bancos, que actúan como correa de transmisión de la política monetaria. Si se extrapola la cifra de compra de activos, el BCE podría tener el próximo año el 27 % de la deuda pública de la zona euro, sin duda un factor decisivo para luchar contra el riesgo de fragmentación de los mercados.  Por el contrario, la autoridad monetaria europea mantuvo sin cambios los tipos de interés oficiales, ante la posibilidad de que un nuevo descenso acentúe los riesgos sobre la estabilidad financiera y de que su eficacia se vea cuestionada en los niveles negativos actuales.

A nivel mundial se estima que los balances de los bancos centrales han aumentado en 6 billones de dólares, un volumen imprescindible para lograr la mejora en las condiciones financieras y soportar los precios de los activos financieros. Sin embargo el FMI advierte en su último informe de estabilidad financiera mundial de que estas intervenciones en los mercados pueden explicar el desacoplamiento entre su evolución y de la economía real. Además, también pueden acentuar las vulnerabilidades existentes antes de la pandemia como la elevada deuda pública y los excesos de precios en algunos activos financieros. Los mercados financieros viven de expectativas, aunque las medidas monetarias expansivas pueden generar distorsiones en la percepción de riesgo de los inversores y en la asignación de recursos.

Los bancos centrales han tomado las medidas adecuadas en el momento oportuno. Ahora deben ser persistentes en el camino emprendido, aunque adaptándolo a la evolución de la economía, de la inflación y de los propios riesgos financieros no deseados. Preservar la estabilidad financiera a medio y largo plazo es una condición necesaria para mantener un crecimiento sólido y estable en el tiempo.

 José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca

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