La economía española depende y dependerá de la financiación exterior, así que es absolutamente básico recuperar la confianza de los mercados. El reto es doble. Primero encauzar los desequilibrios. Después, diseñar una política capaz de ampliar el potencial de crecimiento.
La economía española creció un 0,1% en los tres primeros meses del ejercicio, lo que, técnicamente, supone haber dejado atrás la fase de recesión.
Puede que sirva de consuelo a algunos, pero lo que realmente debe centrar nuestra atención es cómo superar los destrozos ocasionados por la más profunda y dilatada crisis de los últimos cincuenta años y cómo sentar las bases para alcanzar un crecimiento sostenido y estable.