Hay que evitar caer en una dilatada fase de crecimiento bajo, paro y desequilibrios difícilmente sostenibles. Resulta demasiado fácil identificar reforma labora y “abaratamiento del despido” para oponerse a ella.
Es probable que lo peor de la recesión, en el sentido de que la caída de la actividad y del empleo han alcanzado máximos, haya quedado atrás.
En todo caso, de momento, la crisis se ha llevado por delante 5 puntos porcentuales del PIB real, ha destruido cerca de dos millones de puestos de trabajo, la tasa de paro ha aumentado 12 puntos hasta aproximarse al 20% y el deficit público supera la cifra inédita del 11% del PIB.
Todo ello a pesar, o gracias a, dirán algunos, las extraordinarias medidas de estimulo monetario, fiscal y presupuestario.