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La contribución del sector bancario al crecimiento económico y el progreso de la sociedad

Gente caminando

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Las entidades de crédito españolas desarrollan un modelo de banca comercial minorista, muy diversificado, tanto en productos como en geografías, que ofrece una gama completa de productos y servicios financieros a familias y empresas, con los que establecen relaciones a lo largo del tiempo para atender todas sus necesidades financieras y de pagos, custodiando sus ahorros y financiando sus inversiones y gastos de consumo.

Los préstamos bancarios representan la principal fuente de financiación para las empresas y las familias españolas, con un volumen de crédito concedido de más de un billón de euros, en el que destacan los 200.000 millones de euros dirigidos específicamente a las pymes y los 500.000 millones de euros que las entidades españolas han facilitado a las familias en préstamos hipotecarios para la adquisición de vivienda, a un tipo de interés que compite con ventaja con el resto de sistemas bancarios de la eurozona.

Por su parte, los depósitos bancarios son el activo financiero en que se materializa la mayor parte del ahorro de los hogares y las empresas, por un importe agregado de 1,4 billones de euros. Adicionalmente, las entidades de crédito españolas son el principal canalizador hacia otras modalidades de ahorro, como los fondos de inversión y de pensiones.

Las entidades españolas desempeñan un papel central en el sistema de pagos. Las cuentas bancarias son el principal y casi exclusivo emisor y receptor de las pensiones, las nóminas de los asalariados, el pago de los impuestos, las transferencias y los recibos de los suministros básicos (más de 5.000 millones de operaciones al año). Además, nuestras entidades han emitido más de 90 millones de tarjetas y han desarrollado una solución para transferencias inmediatas, Bizum, pionera en Europa, que ya cuenta con 28 millones de usuarios.

Más allá de los aspectos estrictamente financieros, las entidades españolas están integradas y forman parte de la sociedad en que desarrollan su actividad. Contribuyen al sostenimiento del Estado del bienestar con impuestos y otros tributos (más de 9.000 millones de euros en 2023), generan empleo (160.000 trabajadores), financian al Estado adquiriendo su Deuda, canalizan las ayudas públicas, colaboran con las Administraciones Públicas y, en fin, realizan cuantiosas inversiones para poner la banca digital al servicio de los ciudadanos.

El compromiso de las entidades con la sociedad se extiende a su implicación en la inclusión financiera de las personas mayores de 65 años o con discapacidad, a la provisión de servicios bancarios en la España rural, al fomento de la educación financiera y a la canalización de financiación con objetivos ASG.

La condición necesaria para que el sistema bancario pueda realizar con eficacia y seguridad este conjunto de actividades es, como ocurre con el conjunto de entidades españolas, que se trate de un sistema solvente, con niveles de capitalización acordes con su nivel de riesgo; resiliente, como demuestran los ejercicios de estrés de las autoridades supervisoras; y con capacidad para generar resultados de manera recurrente que le permitan remunerar adecuadamente el capital y constituir provisiones y reservas.

La situación demostrada de solvencia, rentabilidad y eficiencia de las entidades españolas y su involucración en la sociedad, constituyen su principal activo, con el que contribuyen de manera destacada al progreso de los ciudadanos, el crecimiento económico y el desarrollo de la sociedad.

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