Las sucesivas decisiones sobre los aranceles anunciadas por la administración norteamericana se han materializado en un entorno volátil en los mercados financieros y elevada incertidumbre a nivel económico. Ambas consecuencias no son independientes porque la propia inestabilidad en el precio de los activos financieros tendrá un impacto económico negativo.
La volatilidad en los mercados financieros es en sí misma un riesgo a la hora de invertir, aumentando la probabilidad de que la rentabilidad se desvíe de lo previsto. La confianza es clave a la hora de tomar cualquier decisión, especialmente a nivel financiero.
La volatilidad cotiza en el mercado. Se puede comprar y vender. Los niveles alcanzados han sido los más altos desde la crisis financiera y la crisis sanitaria. Pero la situación actual es muy diferente, especialmente en España.
La mejor situación de partida de la economía española se ha reflejado por ejemplo en que sea uno de los pocos países a los que el FMI ha elevado la previsión de crecimiento, tras rebajarla en medio punto a nivel mundial. Detrás está el hecho de que el nivel de apalancamiento de las familias y empresas españolas es muy inferior al de las crisis anteriores y está por debajo del promedio europeo. También la solidez de los bancos de nuestro país, un sector solvente y con elevada liquidez.
Reforzar la certidumbre del sector bancario es la mejor forma de potenciar su contribución al conjunto de la economía, más todavía en un entorno tan complejo como el actual. La mejora de sus resultados y su rentabilidad es un beneficio para todos, porque un sector financiero sólido es fundamental para impulsar el crecimiento y la competitividad de la economía, además de acompañar a las empresas y familias en sus planes y proyectos, y ayudar a toda la sociedad a superar con éxito los retos a los que se enfrenta.
José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de banca