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La prioridad en estos momentos es combatir la crisis sanitaria provocada por el coronavirus y paliar el pronunciado impacto que está teniendo en nuestro presente, de forma que condicione lo menos posible nuestro futuro. La respuesta coordinada a nivel internacional no tiene precedentes, pero es necesaria ante una crisis que traspasa fronteras. Se trata de un esfuerzo que todos juntos tenemos que compartir.
Los bancos españoles han mostrado claramente su compromiso de ayudar a sus clientes, e impulsar así una rápida recuperación de la economía. Más allá de las palabras están los hechos. Desde el inicio de esta crisis, las entidades bancarias garantizan liquidez y financiación, y ayudan a las personas más vulnerables. Acompañar a las familias en estos momentos tan difíciles y proteger el tejido productivo es el objetivo primordial de los bancos, que garantizan los servicios financieros necesarios y aportan seguridad y confianza al conjunto de la ciudadanía. Aunque esto no es ninguna novedad, sino la base que soporta la actividad bancaria.
La compleja situación actual ha tenido un reflejo dramático en el funcionamiento de los mercados financieros. Una vez más, el pánico ante la falta de respuestas a preguntas que surgen en este momento se traduce en un importante desacoplamiento entre el precio y el valor de los activos financieros. También en este caso la respuesta de los bancos centrales ha sido impecable: asegurar la liquidez y crear demanda, de forma coordinada y sin cerrar la puerta a ampliar las medidas tomadas si fuera necesario. En este caso sí hay precedentes justificados a estas medidas, en la crisis de 2008 donde la situación de excepcionalidad y emergencia se compara con la situación actual, llevando en ambos casos a la necesidad de preservar la estabilidad financiera.
José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca