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Nuestra posición sobre un Sandbox regulatorio

sí, diga 1

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Introducción

La introducción de nuevos productos y servicios innovadores es siempre llevada a cabo por las empresas con un enfoque de probar y aprender. No obstante, en el ámbito de la industria financiera este enfoque enfrenta algunas dificultades:

  • El marco regulatorio complejo de las entidades financieras y, en particular, de las entidades de depósito, dificulta la puesta en marcha de este enfoque por los costes de cumplimiento asociados a la prueba en el mercado de nuevos productos y servicios.
  • En ocasiones es igualmente complejo, en etapas iniciales de desarrollos tecnológicos o de nuevos modelos de negocio, entender cómo encajan en la normativa o en el marco de supervisión existente. Puede ocurrir incluso que las normas en vigor no contemplen las implicaciones de las innovaciones para los consumidores o usuarios, las entidades y el conjunto del sistema.
  • Igualmente, sabiendo de la importancia que la confianza juega en este sector, el riesgo reputacional al que se enfrentan las entidades o empresas ya establecidas en caso de que un producto innovador no funcione adecuadamente es un elemento a tener en cuenta.

En la nueva era Fintech, también las autoridades de regulación y supervisión afrontan nuevos retos. En particular, es necesario encontrar una vía ágil y flexible para que la innovación en el ámbito financiero sea compatible con los principios básicos de la protección al consumidor, la estabilidad financiera y la integridad del mercado recogidos en la normativa. Existen dos alternativas: no hacer nada al respecto o permitir que las empresas innoven y entren en el mercado sin ningún tipo de control. La primera acarrea dos riesgos principales. Por un lado, condenar al sector bancario a perder competitividad y capacidad de innovar, frente a entidades de otros países con marcos más orientados hacia la innovación en el ámbito financiero o frente a nuevos entrantes con marcos de regulación y supervisión más laxos. Por otro lado, desincentivar círculos virtuosos de innovación de naturaleza trans-sectorial y que pueden condicionar de manera significativa la posición del país en términos de crecimiento y modernización. La segunda, en cambio, apoya en principio la innovación, pero pone en compromiso la protección al consumidor, la estabilidad financiera y la integridad del mercado, pilares fundamentales de la regulación acordada por las autoridades nacionales y supranacionales en las últimas décadas.

En varios países hay autoridades supervisoras que ya han puesto en marcha instrumentos para dar respuesta a las necesidades de innovación para productos y servicios del sector financiero, abiertos a que participen tanto empresas que ya cuentan con una licencia, como las que necesiten obtenerla.

Uno de los instrumentos que mayor acogida está teniendo por las autoridades de diferentes países es la puesta en marcha de un campo de experimentación o sandbox regulatorio. Un sandbox regulatorio es un conjunto especial de reglas que permite a las empresas probar sus productos y servicios innovadores en un entorno seguro y limitado, con posibilidad de obtener exenciones de determinados requisitos del marco regulatorio o supervisor o con garantías en caso de incertidumbre regulatoria. Es decir, las pruebas en un sandbox se pueden realizar con la exención total o parcial de ciertos requisitos normativos o con el compromiso escrito de las autoridades de no tomar medidas contra las empresas participantes, siempre y cuando sigan las condiciones acordadas. Una vez finalizado el periodo de pruebas, las soluciones pueden ser descartadas o introducidas en un entorno sin restricciones, es decir, lanzadas al mercado.

La industria bancaria española apoya la idea de crear en España un sandbox que permita a los bancos y a las empresas que deseen ofrecer servicios financieros innovadores la posibilidad de desarrollar productos en este tipo de entorno. Cabe señalar que la banca española cree que, en la medida en que el negocio bancario y la digitalización son actividades de naturaleza global y transfronteriza, a medio plazo sería necesario contar con un marco europeo común de sandbox, limitando el arbitraje regulatorio que puede producirse por el diferente tratamiento de los entornos de experimentación en cada país. Entendemos, no obstante, que hasta que esta iniciativa comunitaria sea una realidad, España debe adoptar una solución nacional propia a fin de no perder competitividad frente a otros mercados y empresas, y estar coordinada al máximo con desarrollos similares en Europa. Además, el sandbox regulatorio español puede suponer una solución apropiada para aquellas empresas que, al menos a priori, sólo pretenden aplicar su innovación en el mercado español.

En la medida en que las autoridades financieras están aún reflexionando sobre las características que debe tener el futuro sandbox español, este documento de posición pretende trasladar la opinión de la banca al respecto.

Un sandbox o campo de experimentación para el mercado español

  • Finalidad y medios

Uno de los aspectos clave a la hora de introducir un sandbox o campo de experimentación en el mercado español es establecer claramente su finalidad e identificar su potencial como herramienta al servicio tanto de reguladores y supervisores, como de los participantes y, en última instancia, de los usuarios finales de servicios financieros. Para ello, hay que tener en cuenta varios aspectos en cuanto a su propósito, valor y puesta en práctica:

El sandbox no pretende reducir los estándares regulatorios per se. Al contrario, la protección del consumidor es una de las razones que lo justifican (probar nuevas tecnologías en un pequeño grupo de clientes voluntarios que han prestado su pleno consentimiento y con garantías para los consumidores y usuarios frente a posibles incidentes). La idea es buscar la proporcionalidad de la regulación en las fases de experimentación de nuevas tecnologías y modelos de negocio, de forma que la regulación no suponga un obstáculo a la innovación.

Lo importante es que tanto las empresas que participan, como los reguladores y supervisores aprendan y ganen experiencia con estas pruebas piloto y evalúen cómo poder llevarlas al terreno real de juego, en beneficio de los consumidores o usuarios finales. Los primeros entienden las reglas básicas y pueden beneficiarse de los consejos del supervisor sobre los posibles riesgos y su mitigación. Los segundos, en cambio, pueden obtener una información muy enriquecedora. El supervisor puede tomar de primera mano el pulso del mercado desde las etapas iniciales del proceso de innovación y evaluar con ello los riesgos implícitos, las ventajas de los nuevos productos y las posibles barreras regulatorias existentes para poder lanzar al mercado un proyecto innovador en concreto. Este análisis permitiría identificar y llevar a cabo cambios en las prácticas supervisoras o regulatorias, a fin de facilitar la innovación en aquellos casos en que suponga un beneficio para los consumidores. En definitiva, los sandboxes pueden ayudar a las autoridades financieras tanto como a las empresas que desarrollan los proyectos.

En el contexto de la UE, puede ser necesario pensar en cómo las conclusiones que las autoridades nacionales vayan extrayendo de sus experiencias locales, deben trasladarse al marco comunitario, aprovechando con ello sinergias transfronterizas y evitar futuros arbitrajes regulatorios.

Para que realmente se puedan aprovechar los beneficios potenciales de la introducción de un sandbox, se requiere de recursos técnicos y humanos suficientes en las autoridades encargadas de su gestión – además de una coordinación entre las diferentes autoridades – para su correcta implementación y control. Sin una dotación adecuada para su puesta en marcha, el potencial de un sandbox puede quedar mermado, desaprovechando las oportunidades que brinda al mercado nacional en términos de innovación y competitividad. 

  • Participantes

Al igual que ocurre en la mayoría de los sandboxes que ya están en funcionamiento, en el caso español la participación debería abarcar tanto a proveedores autorizados de servicios financieros (con licencia) como a no autorizados (sin licencia).

Creemos que todos ellos, ya se trate de nuevos entrantes o incumbentes, comparten el mismo objetivo de probar la viabilidad de una solución innovadora, y la misma necesidad de aprovechar los beneficios que conlleva participar en el sandbox: eliminación de la incertidumbre regulatoria, reducir el tiempo de lanzamiento al mercado de nuevos productos y servicios, y un aumento de las oportunidades de inversión.

  • Enfoque del sandbox

La banca española considera preferible que los proyectos de innovación susceptibles de ser aceptados en el sandbox se analicen de manera individual, viendo caso por caso el tratamiento más apropiado para el periodo de prueba en el sandbox. Creemos que esta alternativa es preferible frente al enfoque global como el australiano, en el que no existe dicho análisis individual, sino uno universal bajo parámetros prefijados. El enfoque de análisis individual elegido, permite hacer un análisis más específico de los riesgos implícitos y los waivers regulatorios más convenientes.

  • Condiciones de entrada

Una de las principales decisiones a las que se enfrenta el regulador/supervisor a la hora de poner en práctica un campo de experimentación es la elección del tipo de proyectos que pueden participar.

Aunque hay diferentes enfoques internacionales, en la mayor parte de los casos es el supervisor del sandbox quien establece sus criterios de valoración de los proyectos con cierto grado de flexibilidad y poniendo el foco en dos grandes ejes: innovación e incertidumbre regulatoria.

Para nosotros, este enfoque es el más idóneo para la innovación en el mercado nacional. A nuestro juicio, en los criterios de valoración para la aceptación de los proyectos, el supervisor debería tener en cuenta las siguientes cuestiones:

  • El proyecto supone una innovación para el mercado o para un tipo concreto de proveedor regulado, tanto utilizando una nueva tecnología como aplicando una tecnología existente de forma innovadora.
  • El proyecto justifica un beneficio potencial para los consumidores y usuarios.
  • El proyecto se encuentra en una fase de desarrollo que ofrece garantías razonables de viabilidad y la empresa solicitante se halla en disposición de iniciar la fase de pruebas en el corto plazo y de cumplir con los requisitos que se acuerden con la autoridad.
  • Al menos una de las siguientes razones justifica la necesidad de la entrada en el sandbox regulatorio:
    • Existe incertidumbre sobre cómo aplicar el marco regulatorio existente;
    • Los requerimientos de aprobación por reguladores o supervisores dilatan la prueba de la innovación con clientes reales;
    • Cumplir con todas las obligaciones regulatorias ya en la fase de prueba es demasiado lento y costoso;
    • La innovación contraviene normas que fueron pensadas para un mercado previo a la aparición de la nueva tecnología.

Cabe mencionar que el enfoque de estos criterios de valoración debe ser lo suficientemente amplio como para incluir entre los proyectos seleccionados innovaciones con efectos indirectos en consumidores y usuarios, relacionadas con el cumplimiento regulatorio, como pueden ser nuevas herramientas de reporting que faciliten ganancias de eficiencia, mejoren la gestión de los riesgos y produzcan beneficios indirectos en los clientes finales.

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