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EXPANSIÓN

Volver a la normalidad

Consejos empleados

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Recuperar la normalidad perdida es el principal reto que tenemos que encarar como sociedad en los próximos meses. Esto no significa obviar la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia a la que aún estamos sometidos ni olvidar lo sucedido en los últimos meses, sería imposible. No obstante, el dolor por las vidas que se ha llevado por delante el virus y la amenaza que aún se cierne sobre nuestra salud no debe llevarnos a la parálisis ni al pesimismo, porque cada día conocemos mejor al enemigo y tenemos más armas para combatirlo.

En estos momentos hay dos grandes incógnitas. Por un lado, está el alcance final del virus, para el que tarde o temprano encontraremos solución. Todo apunta a que la tan ansiada vacuna está cada vez más cerca. Por otra parte, desconocemos la magnitud de sus consecuencias sobre nuestra economía y forma de vida. La crisis sanitaria ha aflorado tendencias positivas ya existentes como la digitalización de la sociedad, pero también ha acentuado problemas estructurales de tipo social y económico. Es tiempo de redoblar esfuerzos para reconducir los primeros y corregir los segundos, de forma que la recuperación económica actual arraigue, se fortalezca y se haga sostenible.

Es necesario poner encima de la mesa una estrategia clara de crecimiento, enfocada a corto plazo en recuperar el empleo perdido, que resulte de un análisis en profundidad de la crisis y de la situación de partida. Su implementación debe ser coordinada entre los agentes económicos y a escala internacional, para continuar de esta forma lo desarrollado desde el inicio de la pandemia con tan buenos resultados. El sector bancario está preparado y dispuesto para contribuir de forma relevante en el desarrollo de la estrategia adoptada, como han demostrado los bancos en los últimos meses con sus iniciativas para paliar los efectos económicos de la pandemia sobre familias y empresas.

Recuperar la normalidad en nuestro día a día ha de ser compatible con la necesaria responsabilidad que impone la lucha contra el coronavirus. En el caso de las empresas, su responsabilidad va más allá de garantizar la seguridad para evitar contagios. Las empresas se deben a sus clientes y empleados, pero deben ser rentables y solventes para poder seguir adelante con su actividad con total normalidad. Para ello necesitan flexibilidad y autonomía en su gestión, de forma que sean ellas mismas las que impulsen de forma sostenida la recuperación bajo un esquema diseñado por las autoridades. Las empresas también necesitan confiar en que las autoridades tomarán las medidas adecuadas bajo un planteamiento que combine crecimiento económico y mayor control sobre los riesgos potenciales como la elevada deuda acumulada.

Una situación límite como el confinamiento de la población y la parálisis económica que supuso llevó a los bancos a tomar voluntariamente medidas excepcionales más allá de las adoptadas en colaboración con las autoridades, para aliviar las dificultades de los colectivos más vulnerables de la sociedad y preservar el tejido empresarial. Una vez que la excepcionalidad del momento se ha superado, también deben normalizarse algunas de las medidas tomadas, ya que su mantenimiento podría condicionar la solidez del sector bancario, amenazar la estabilidad financiera y su capacidad para financiar la economía y reforzar la tan necesaria recuperación económica. Como el resto de las empresas, los bancos deben ser rentables para ser viables y seguir mejorando su eficiencia en beneficio de sus clientes.

La crisis ha acentuado problemas ya existentes. Esperemos que sirva también para reflexionar y poner en marcha las iniciativas más adecuadas, reformas y medidas de oferta entre otras, para solucionarlos. Debemos recuperar la normalidad perdida, avanzando hacia un futuro más adaptable y flexible, pero también más sostenible y equitativo.

José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca

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