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EXPANSION

La importancia de ahorrar

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Por definición, el ahorro es la cantidad de los ingresos que los agentes económicos guardan para su uso en el futuro, ante la posibilidad de gastos previstos o imprevistos, situaciones de necesidad, o para una posible inversión. La educación financiera garantiza que podamos tomar decisiones financieras responsables en cada momento. Y es el ahorro donde en mayor medida se materializan.

La Covid ha obligado a las familias españolas a reducir su consumo y aplazar decisiones de inversión. El Banco de España estima este ahorro que algunos denominan como ‘forzoso’ en más de 30.000 millones de euros. Un volumen de fondos embalsados que pueden garantizar una rápida recuperación del gasto una vez que la situación sanitaria mejore y permita con ello los desplazamientos. O quizás no del todo si la crisis sanitaria ha modificado la cultura del ahorro de los hogares.

En el peor momento de la crisis financiera de hace una década, la tasa de ahorro de las familias nunca llegó a superar el 12,5 % de la renta disponible, manteniéndose en niveles promedio del 5 %, muy por debajo de los niveles observados en Europa.  Durante el tercer trimestre de 2020, el último dato disponible, la tasa llegó a superar el 15 %. Este fuerte aumento del ahorro en España es similar al registrado en otros países en el mismo periodo. Más allá de las medidas de lucha contra el virus como la distancia social y las restricciones a la movilidad, que dificultan los viajes y otros gastos de ocio, hay factores que están pesando con fuerza en las decisiones de las familias, como la elevada incertidumbre sobre cuándo estará superado el coronavirus y qué consecuencias tendrá sobre nuestra vida futura. La situación que estamos viviendo es demasiado dramática para que no nos deje huella y no temamos que puedan repetirse otros eventos excepcionales en el futuro.

Pese al reciente aumento de su tasa de ahorro, las familias siguieron necesitando financiación bancaria para sus inversiones, aunque apenas un tercio de las cifras solicitadas un año atrás. El sector bancario ha hecho posible que, en un contexto de fuerte endeudamiento privado y público derivado de la enfermedad, la economía española haya mantenido una capacidad de financiación del 1,5 % del PIB. Desde el inicio de la crisis se han tomado medidas monetarias y fiscales extremas que en la mayoría de los casos han precisado de la colaboración de los bancos, que las han hecho posibles de forma eficiente.

El escenario financiero al que se enfrenta un ahorrador en estos momentos no es nada fácil. La represión financiera derivada de los tipos de interés oficiales negativos y la mayor vulnerabilidad de los mercados financieros como consecuencia de las medidas extremas de política monetaria suponen un hándicap a la hora de rentabilizar un colchón financiero que pueda servir de apoyo en el futuro. La situación económica de las personas puede cambiar muy rápido y debemos estar preparados para dar respuesta a estos cambios. La formación financiera es imprescindible para manejarse en un mundo tan complejo como el actual. Y desde luego también lo es contar con el mejor asesoramiento profesional posible.

Los depósitos fueron el activo financiero elegido por las familias españolas para materializar el aumento del ahorro, tanto en España como en Europa. Hasta los gobiernos están aumentando sus depósitos en los bancos. La rentabilidad obtenida de los depósitos es baja, aunque lo verdaderamente importante es que las entidades europeas están actuando en general como un muro de contención para sus clientes, evitando que sufran la penalización que el Banco Central Europeo (BCE) aplica a los depósitos de los bancos en el instituto emisor.  En un entorno de tipos de interés oficiales negativos, justificado oficialmente por la necesidad de movilizar el ahorro hacia el consumo, resulta llamativo cómo los agentes privados acaban decidiendo aumentar su ahorro y favorecer precisamente los activos de mayor confianza y seguridad, como los depósitos. La alternativa más clara a estos es la deuda pública, que registra rentabilidades negativas o casi nulas de forma prácticamente generalizada.

El BCE defiende la necesidad de ser persistente en el camino elegido, aunque también admite que mantener una política monetaria tan expansiva como la actual puede hacerla menos efectiva con el paso del tiempo y generar efectos negativos y distorsiones que deben ser valorados. De ahí la necesidad de que la política monetaria ceda el protagonismo a otras medidas, como las reformas estructurales de oferta y la política fiscal para reactivar la economía y generar una mayor certidumbre sobre el futuro para los agentes económicos.

 José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca

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