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Portavoz

EL ECONOMISTA

Financiación empresarial

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Los bancos son la principal fuente de financiación de las empresas en Europa. Representan más del 70% de la financiación recibida. Aunque este porcentaje es mucho mayor en el caso de las empresas pequeñas, algo que no sucede en otros países como Estados Unidos o el Reino Unido, donde hay más dependencia de la financiación de los mercados. La diversificación en las fuentes de financiación siempre es deseable, pero en momentos de inestabilidad e iliquidez en los mercados financieros es la financiación bancaria la que asume -en coordinación con las autoridades- la responsabilidad de mantener la financiación del gasto e inversión en la economía. Por eso es fundamental tener un sector bancario sano y resistente, para que pueda cumplir siempre con su labor de dar crédito al sector privado, especialmente en situaciones difíciles.

El canal de financiación bancario, que está muy regulado y supervisado, traslada la política monetaria de los bancos centrales a las familias y empresas. Las autoridades toman las decisiones de tipos de interés oficiales e inyectan o drenan liquidez para alcanzar sus objetivos de estabilidad a través de los bancos.

Las empresas pueden requerir financiación externa para invertir en una nueva línea de negocio, aumentar la producción actual, afrontar momentos de dificultad o acceder a liquidez en su día a día. Obtener financiación no está entre sus preocupaciones, como refleja la encuesta de actividad empresarial (EBAE) elaborada por el Banco de España correspondiente al segundo trimestre. A las empresas les preocupa ahora mucho más lo difícil que es encontrar mano de obra apropiada y las presiones inflacionistas que acceder a la financiación de las entidades.

Un indicador que siguen los bancos centrales para detectar desequilibrios en la financiación empresarial es la diferencia entre el crédito y el PIB. Un exceso de crédito puede dar lugar a una respuesta de las autoridades para garantizar la estabilidad financiera. El problema surge cuando el origen del exceso de financiación proviene de los mercados financieros, ante unas condiciones financieras demasiado laxas que las autoridades monetarias han mantenido durante mucho tiempo. Y esta ha sido precisamente una de las principales vulnerabilidades de la estabilidad financiera, tal y como han reconocido las autoridades mundiales en los últimos años.

En España la brecha de crédito – PIB ha sufrido fuertes oscilaciones recientes ante la inestabilidad del propio PIB, mientras que la financiación estuvo garantizada durante lo peor de la pandemia por las medidas de apoyo de las entidades financieras. La fuerte expansión del crédito bancario en 2020 fue clave para proteger el tejido productivo y el mejor ejemplo de la eficacia de la colaboración público- privada. En estos momentos la ratio crédito – PIB sigue en niveles elevados, no tanto como un indicio de exceso de financiación si no por el retraso que experimenta la economía española para recuperar los niveles de producción anteriores a la pandemia. Indicadores adicionales como el nivel de deuda de empresas y familias, la ratio de su servicio y el ritmo de concesión de créditos se encuentran en niveles moderados.

La subida de tipos que ya adelanta el Banco Central Europeo probablemente afectará a la demanda de crédito. Pero combatir la inflación se ha convertido en una prioridad para todos. La tasa de inflación, que ya está a doble dígito, algo impensable hasta hace poco, nos empobrece a corto plazo, especialmente a aquellos más desfavorecidos, y enturbia nuestro futuro.

El indicador CEPYME publicado en mayo reflejaba una creciente preocupación de las empresas por las consecuencias de la guerra en Ucrania, por la inflación al alza y por la mayor incertidumbre. “El mayor otorgamiento de crédito bancario y el mantenimiento de los tipos de interés en niveles muy bajos son un auxilio no menor a la situación financiera de las pymes. Con todo, la situación de las pymes no es de fortaleza: la rentabilidad es más baja que en periodo 2017-2020 y el endeudamiento total continúa siendo demasiado alto para garantizar la solvencia pese al enorme esfuerzo de desapalancamiento de los últimos años”.

Todo apunta a un descenso en la demanda de financiación en los próximos meses. Los bancos españoles tienen la fortaleza y los recursos para garantizar la financiación que necesitan las compañías para seguir adelante y hacer realidad sus proyectos en cualquier situación, también en momentos complicados como los actuales.

José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca

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