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EXPANSIÓN

Cuando la mejor financiación no es suficiente

Trabajando con maletín

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Los principales motivos de preocupación de las empresas españolas son los problemas de oferta, el aumento del coste de la energía, la incertidumbre sobre la política económica, las limitaciones de suministros y la dificultad en encontrar mano de obra. Esta conclusión se extrae de la última encuesta a las empresas españolas del primer trimestre del Banco de España.

Es importante resaltar que las empresas encuestadas consideran que la moderación en el ritmo de crecimiento, en buena parte consecuencia de todas estas preocupaciones, es transitorio.

El Banco de España revisó a la baja hace unos días sus previsiones económicas para los próximos dos años en un punto porcentual, hasta un 4,5% en 2023 y un 2,9 en 2024 %. La autoridad monetaria aludió también a un “retraso temporal” en el proceso de convergencia hacia niveles de PIB previos a la pandemia, aunque también reconoció la dificultad en estos momentos para hacer previsiones.

La guerra de Ucrania, además de la terrible crisis humanitaria que ha provocado, también supone un shock económico que incide en las perspectivas de crecimiento mundial, lo que incluye a la economía española.

Un factor exógeno como la guerra o la subida continuada de los precios de la energía conllevan restricciones a corto plazo en la oferta y la demanda, con mayor incertidumbre para el futuro. La respuesta de las empresas debe ser mejorar la eficiencia y la productividad con reformas y propiciando más flexibilidad en la producción. En definitiva, deben fortalecerse ante la incertidumbre. Las autoridades, por su parte, deben crear las condiciones adecuadas para que las empresas puedan llevar a cabo estos ajustes.

Bajo unas perspectivas de crecimiento sólidas como las existentes antes de la guerra, lo más relevante ahora para las autoridades es crear un clima de certidumbre para los agentes económicos.  Favorecer la innovación ha sido siempre clave para avanzar en cualquier escenario. Y esto es precisamente uno de los objetivos de los fondos europeos: lograr un crecimiento sólido, digital y sostenible. Pero es preciso que se usen de forma adecuada, para lo que se necesita una mayor coordinación público-privada.

Sólo un 9 % de las empresas acceden a las ayudas previstas de los fondos de recuperación de la UE, de acuerdo con un reciente estudio de KPMG. Y siguiendo con las conclusiones del estudio, el 80 % de las empresas que acceden son siempre las mismas.  Al desconocimiento generalizado sobre los fondos y la forma de acceder a ellos se une la dificultad de los trámites para recibirlos y justificarlos, como razones de fondo para su escasa distribución.

La cooperación de todos sigue siendo fundamental para recuperar parte de la certidumbre que las empresas necesitan en momentos tan complicados como los actuales. Y una adecuada gestión de los fondos europeos, que lleguen de forma eficiente y a proyectos con perspectivas reales de futuro, es clave para lograrlo.

Si bien los bancos garantizan unas condiciones de financiación favorables para impulsar la recuperación, es importante que se trate de una financiación responsable, de forma que no se generen nuevos riesgos en el futuro ahora inexistentes.

Una de las conclusiones de la última encuesta europea de préstamos bancarios del BCE es que se ha producido un endurecimiento de los criterios de concesión de préstamos a empresas, es decir, de todas las actuaciones realizadas por las entidades antes de aprobar un crédito. Los bancos europeos reflejan de esta forma su menor tolerancia al riesgo ante la mayor incertidumbre sobre cómo puede afectar la guerra de Ucrania al riesgo crediticio y a las expectativas de una política monetaria menos acomodaticia. El cambio de discurso del BCE sobre su estrategia en política monetaria requiere también un periodo de ajuste en los mercados financieros.

Pero una mayor cautela en la nueva financiación no significa que esta empeore. Los bancos españoles por ejemplo mantuvieron sin cambios las condiciones generales de los nuevos préstamos a pesar de la inestabilidad en los mercados financieros internacionales. La financiación bancaria sigue siendo clave en momentos de incertidumbre como lo han demostrado también durante la pandemia.

Los principales condicionantes de la inversión empresarial son la capacidad de producción utilizada, las expectativas de futuro y las condiciones de financiación. El primer factor supone una restricción a corto plazo difícil de superar y tampoco es  es fácil superar la incertidumbre, aunque se pueden tomar medidas para minimizarla. A estos obstáculos, sin embargo, no se sumará la financiación bancaria. Pese al descenso en la demanda de financiación que se espera en los próximos meses, el sector bancario tiene la fortaleza y los recursos para garantizar la financiación que necesitan las compañías para seguir adelante y hacer realidad sus proyectos.

José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca

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