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INVERSIÓN Y FINANZAS

Las obligaciones de las autoridades

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Los bancos son ahora más fuertes y están mejor preparados para enfrentarse al futuro

La rentabilidad es el principal reto de los bancos europeos en estos momentos. Es un requisito fundamental para la estabilidad de las entidades que beneficia al conjunto de la sociedad. Conseguir una rentabilidad apropiada que exigen los inversores pasa por ser más eficiente, algo nada sencillo en un contexto de tipos de interés oficiales nulos, bajo el obligado esfuerzo inversor en la transformación digital y con la aparición de nueva competencia digital desde entidades que no son bancos.  El éxito de nuestras entidades al enfrentarse a estos retos va a depender de las decisiones que tomen y también de que las autoridades cumplan con sus propias obligaciones.

La unión bancaria trata de corregir los errores del pasado. Y esto pasa por reforzar a los bancos y proteger el dinero del contribuyente. Los bancos son ahora más fuertes y están mejor preparados para enfrentarse al futuro. Los cambios regulatorios y una exigente supervisión son necesarios para limitar los riesgos que afecten a la estabilidad bancaria. Pero también es imprescindible culminar la unión bancaria, reforzar la creación de un mercado de capitales común y reflexionar sobre las diferentes regulaciones nacionales.

Se habla mucho de las vulnerabilidades de los bancos sin reparar en la responsabilidad de las autoridades para ayudar a corregirlas. Una garantía común de depósitos a nivel europeo contribuiría a la estabilidad financiera al facilitar la creación de entidades transfronterizas que puedan competir en igualdad de condiciones con la banca internacional en la prestación de servicios y acceso a recursos. Aprovecharse de las oportunidades que supone la disrupción digital que piden los clientes es también una cuestión de escala. Como lo es también enfrentarse a la exigente regulación y poder competir en igualdad de condiciones con las grandes bigtech que tanto debate generan en términos de estabilidad financiera y protección del cliente a futuro.

La mayor integración de los mercados financieros es también importante para lograr una mayor diversificación de los riesgos asumidos por los diferentes agentes, mejorando la capacidad de estabilización frente a perturbaciones. En el caso de los bancos, permitirá debilitar el vínculo aún existente entre el riesgo soberano y el bancario. Lograr una mayor uniformidad europea regulatoria que afecte al sector, especialmente a las entidades con problemas, es también importante para reforzar la confianza. Y la actividad de los bancos se apoya en la confianza, tanto de sus clientes como de los ahorradores.

La evolución de la integración financiera en Europa en la última década ha sido en parte un reflejo de las medidas expansivas extremas aplicadas en política monetaria. El propio Banco Central Europeo admite que la mayor integración conseguida durante la crisis es en gran parte consecuencia de la convergencia de los precios de los activos frente a la deseable creación de un verdadero mercado integrado y líquido. Existe el riesgo de que la vuelta a la normalidad de la política monetaria acentúe la debilidad de la integración financiera conseguida, sin que quepa considerar que los bancos pueden funcionar bajo mayor regulación como un muro de contención ante un potencial aumento de la inestabilidad del resto del sector financiero. Y la solución tampoco sería aplazar la vuelta a la normalidad monetaria hasta tiempos mejores una vez iniciada la fase bajista del ciclo económico.

Los bancos europeos seguirán acometiendo ajustes en su balance, como eliminar la herencia de la crisis, al mismo tiempo que cumplen con su objetivo último que es proporcionar la financiación y los servicios financieros imprescindibles para el crecimiento económico. Pero las autoridades, reguladores y supervisores, también tienen sus propias obligaciones que pueden reforzar el efecto de las decisiones de los bancos y asegurar un escenario a medio y largo plazo donde preservar la estabilidad financiera.

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